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Historia del Reiki según la Maestra Takata


La historia del Reiki se ha transmitido hasta el presente de forma oral, es decir, de maestro a alumno. Esta es la historia que nosotros hemos escuchado. Una historia totalmente cristianizada.

En los años 40 comenzó a extenderse el Reiki por Estados Unidos venido desde su reciente descubrimiento unos años atrás en el Japón. En esos años Estados Unidos y Japón eran enemigos y estaban en guerra.

Los americanos tenían un sentimiento totalmente antijaponés y cualquier sistema procedente de Japón no iba a ser bienvenido. Por lo que para expandir el Reiki se tuvo que maquillar muy bien y hacerlo más atractivo para el pueblo americano de aquella época. Yo personalmente discrepo de dicha táctica aunque les haya funcionado.

Es así como Takata Hawayo reconstruyó la historia a cerca del Reiki:

El fundador del Reiki como método de curación natural es el Dr. Mikao Usui. A finales del siglo XIX el Dr. Usui era profesor de una pequeña universidad cristiana en Kyoto, Japón, la Universidad Doshisha.
Un intercambio de ideas con un alumno al comienzo de un servicio dominical cambió el enfoque de la vida del Dr. Usui. Cuando el Dr. Usui estaba empezando uno de los últimos servicios dominicales del año escolar, un estudiante del último curso que estaba a punto de licenciarse alzó su mano y preguntó: "¿Acepta usted los contenidos de la Biblia literalmente?"

Maestro Mikao UsuiEl Dr. Usui contestó que efectivamente los aceptaba.
El alumno continuó: "En la Biblia se dice que Jesús curaba a los enfermos, que Él sanaba y que caminó sobre las aguas. ¿Usted acepta eso tal como está escrito?, ¿ha visto que suceda esto alguna vez?"
El Dr. Usui contestó que él creía, pero que nunca había visto una curación ni caminar sobre las aguas.
El estudiante continúo: "Maestro, si Jesús dijo: cosas más grandes que las que yo hago las podréis hacer vosotros, como es que no existe en el mundo un sanador capaz de realizar esos milagros, existiendo en el mundo tantos enfermos y gente doliente."
El alumno continuó diciendo: "Para usted, Dr. Usui, este tipo de fe ciega le basta, porque ha vivido su vida y está seguro. Para nosotros que estarnos empezando a vivir nuestra vida adulta y que tenemos muchas dudas e inquietudes, no es suficiente. Necesitamos ver con nuestros propios ojos. "
El Dr. Usui no supo que contestar, y como el código de honor japonés obliga al maestro a responder a todas las preguntas de sus discípulos, al día siguiente el Dr. Usui renunció a su puesto y se fue a los Estados Unidos, a la Universidad de Chicago, donde se doctoró en Sagradas Escrituras, en su intento de descubrir cómo Jesús y sus discípulos sanaban a los enfermos. Pero no encontró lo que buscaba.

Al conocer que la tradición budista sostiene que Buda tenía el poder de curar, decidió volver a Japón y ver lo que podía aprender del budismo.
A su retorno a Japón, el Dr. Usui comenzó a visitar monasterios budistas buscando a alguien que tuviera interés y algún conocimiento sobre cómo curar el cuerpo físico. Siempre recibía la misma respuesta a sus preguntas:
"Estamos muy ocupados en curar el espíritu pura preocuparnos por sanar el cuerpo."
Por fin encontró a un anciano abad de un monasterio Zen que estaba interesado en el problema de cómo recuperar la salud corporal.
El Dr. Usui solicitó ser admitido en el monasterio para así poder estudiar las escrituras budistas, los sutras, textos sagrados del budismo que datan de más de 2.500 años antes de Cristo, en busca de la clave de la curación. Fue admitido y así comenzó sus estudios.
Estudió la traducción japonesa de las escrituras budistas, pero tampoco encontró la explicación que buscaba. Aprendió chino, para poder utilizar una variedad más amplia de escritos budistas, aún sin éxito.
Entonces, decidió aprender sánscrito, la antigua lengua, para así poder leer los escritos budistas originales y tener acceso a los que nunca se habían traducido a otra lengua.
Al fin, encontró lo que había estado buscando. En las enseñanzas de Buda, que han llegado a nosotros gracias a un discípulo desconocido que las ponía por escrito mientras Buda hablaba, el Dr. Usui encontró la fórmula, los símbolos y la descripción de cómo curaba Buda.
Fue así como al final de siete años de búsqueda el Dr. Usui encontró lo que buscaba, pero no del todo. Aunque había descubierto el conocimiento, no tenía el poder de curar.

Habiendo comentado esto con su viejo amigo el abad, le sugirió que se dejara de erudiciones y manuscritos y se retira en meditación y ayuno, como habían hecho antes Jesús, Buda y tantos otros que, como él, se habían consagrado a la búsqueda de un camino espiritual.

Así es como Mikao Usui emprendió un retiro de tres semanas al monte Kurama y meditó durante veintiún días. El primer día puso veintiuna piedrecitas delante de él y cada día que pasaba lanzaba una a lo lejos.

monte KuramaAl amanecer del vigésimo primer día, desesperado y agotados todos sus recursos, cuando ya prácticamente había abandonado, observó que un rayo de luz venía de los cielos y apuntaba hacia él. Aunque tenía miedo, no se movió, y el rayo de luz le golpeó y cayó al suelo desmayado. Entonces vio en una sucesión rápida de imágenes como burbujas de luz ante él, los símbolos que había descubierto en sus estudios, la clave de las curaciones de Buda y de Jesús. Los símbolos se grabaron en su memoria y ya supo como utilizarlos.
Cuando salió del trance, ya no estaba agotado, ni tenso ni hambriento como se sentía momentos antes, en su último día de meditación.
Se levantó y empezó a bajar la montaña. En el camino tropezó y se rompió la uña del dedo gordo del pie. Saltó de dolor y se agarró el dedo con las manos. En pocos minutos desapareció el dolor, dejó de sangrar y el dedo ya había empezado a curarse.
Cuando bajó de la montaña se detuvo en una posada y pidió mucha comida. El anciano de la posada, al ver su barba crecida y el estado de sus ropas, se dio cuenta de que había ayunado durante muchos días. Le dijo que por su posada venían muchos peregrinos y que sabía que después de un largo ayuno, una comida copiosa podría matarlo. Que sólo tardaría unos minutos en prepararle una buena sopa para saciar su estómago tanto tiempo vacío y le indicó que mientras tanto saliera y se sentara a esperar en un banco bajo un árbol. El Dr. Usui insistió en una comida mucho más fuerte.
Al rato salió la hija del anciano con su comida. Al verla el Dr. Usui se dio cuenta de que había estado llorando y de que tenía un lado de la cara hinchado y rojo.
Le preguntó qué le pasaba y ella respondió que hacía tres días que tenía dolor de muelas. El le preguntó si podía tocarle la cara, y con su permiso puso las manos ahuecadas sobre sus mejillas. En unos minutos el dolor desapareció y la hinchazón comenzó a disminuir.
El que no le sentara la gran comida mal fue otra señal más.
Al regresar al monasterio por la tarde le dijeron que su amigo el abad estaba en cama aquejado de un doloroso ataque de artritis. Después de bañarse y comer algo, el Dr. Usui fue a ver a su amigo y alivió su dolor con sus manos curativas.
Durante los siete años siguientes el Dr. Usui trabajó curando enfermos en un campamento de mendigos en Japón. A los que eran jóvenes y capaces de trabajar los mandó a buscar trabajo. Después de siete años observó que aquellos a los que había ayudado volvían al campamento de mendigos en las mismas condiciones en que los había encontrado la primera vez.
Les preguntó por qué habían vuelto al campamento y ellos contestaron que preferían su antigua forma de vivir. El Dr. Usui se dio cuenta de que había curado el cuerpo físico librándole de los síntomas, pero que no les había enseñado a valorar la vida ni a encontrar una nueva forma de vivir. Abandonó el campamento de mendigos y empezó a enseñar a otros que tuvieran más ganas de aprender. Les enseñó cómo curarse a sí mismos y les entregó los principios de Reiki para ayudarles a curar sus pensamientos.
Uno de los alumnos, Chujiro Hayashi, un oficial de la Marina retirado, estaba buscando una forma de servir a los demás. Encontró al Dr. Usui, que le inició, y se comprometió profundamente con la práctica de Reiki.
Fundó una clínica en Kyoto, junto con el médico japonés Chujiro Hayashi, configurando los tratamientos y las iniciaciones, al descubrir Usui una forma de transmitir, mediante un ritual, lo que él había experimentado en el monte Kurama, Por ese motivo, la enseñanza del Reiki no es valida sin la experiencia vivida en las iniciaciones, momentos sagrados en los que el maestro transmite la vivencia iniciática al alumno.

En 1935 una mujer joven japonesa, residente en Hawai, fue llevada a la clínica por un empleado del hospital quirúrgico de Tokio. Esta mujer, Hawayo Takata, había ido a Japón a operarse de un tumor en el abdomen. Mientras se preparaba para la cirugía en el hospital empezó a tratarse la clínica de Reiki, su enfermedad mejoró y se curó. Cuando ya casi había terminado su tratamiento, pidió ser admitida en un curso básico, pero le fue denegado. Se dio cuenta de que tenía que demostrar un profundo compromiso con Reiki. Fue a ver al Dr. Hayashi y le contó lo que sentía y sus deseos de quedarse en Japón el tiempo que fuera necesario. El accedió a que iniciara su aprendizaje.
La señora Takata y sus dos hijas se instalaron durante un año en Japón, en casa de la familia Hayashi para aprender y practicar Reiki todos los días con el Dr. Hayashi. Cuando ambos pensaron que su aprendizaje había terminado, la Sra. Takata regresó a Hawai con el don de curar.
En Hawai su práctica de Reiki prosperó con rapidez y pronto Hayashi y su hija fueron a visitarla. Se quedaron varios meses enseñando y practicando en compañía de la Sra. Takata. En febrero de 1938 la Sra. Takata fue iniciada como Maestra del método Usui de curación natural. Se convirtió en una excelente curadora y gran profesora e introdujo el regalo de Reiki en el mundo occidental.

En la actualidad, el método Usui de curación natural se practica en todo el mundo.

Sobre esta historia se está descubriendo actualmente que no es totalmente verídica. Investigaciones recientes aclaran que Mikao Usui se crió en una familia budista, tuvo una educación budista y practicó meditación y la religión budista.

Hay una talla hecha en piedra que es anterior a esta versión, un año posterior a la muerte del maestro Usui. En ella se relata de forma más real la verdadera historia. Para leerla pincha aquí: Traducción del memorial a Mikao Usui

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octavio sensei Asociación Reiki Jaén | YouTube: Octavio Sensei | Tel:(+34)657584872 | Email: info@reikijaen.es | Aviso Legal | Política de Privacidad