Gracias Dios mío por darme otra oportunidad. Cada día es una nueva oportunidad, un nuevo empezar, una fuerza que se extiende.
Dame tu fuerza y bendición para trabajar por ti y por mis hermanos. Dime lo que tengo que hacer y construiré un mundo nuevo. Dame los planos del mundo nuevo e iré clavando clavos y colocando ladrillos. No me dejes de acompañar en cada oportunidad para recordarme aquello que estamos construyendo.
Abre mis ojos para ver cuál es mi papel en esta obra y por humilde que sea estaré honrado y agradecido de poder colaborar con toda mi consciencia, esfuerzo y tu Guía. Una catedral no se construyó en una generación, no espero cambiar el mundo yo solo en mi corta vida. Pero el trabajo ya ha empezado y los cimientos ya están echados. Gracias por darme este trabajo porque este trabajo me transforma, transforma a los demás y transforma al mundo entero.
Soy muy feliz, me hace muy feliz y extiendo felicidad.
Gracias Padre porque me amas incondicionalmente. Déjame sentir tu Amor para ya no querer otra cosa. Déjame ver tu Amor en los corazones de los demás y en el mío propio porque ninguno estamos separados de Ti. Ninguno estamos separados del Amor, la Paz y la Felicidad. Borra este espejismo que nos impide Ser lo que somos y dar lo que realmente tenemos.
Santificado es tu nombre que está grabado en cada uno de nosotros porque todos Te pertenecemos. Eleva nuestro espíritu más y más para que la densidad y la oscuridad no pueda taparnos tu resplandor y vivamos por siempre en tu Luz.
¡Qué podamos siempre extender tu Luz, tu Paz y tu Amor por donde vayamos y con quien nos encontremos por difícil que sea!
Soy un humilde obrero de la luz agradecido y feliz. Muchas gracias Dios mío porque esto es más grande de lo que pueda imaginar y me has hecho partícipe.
Honrado, agradecido y feliz.
© Octavio sensei 2019