RESPETO AL MAESTRO

Respeto es la educación tomada con corrección.

Hacer las cosas de acuerdo con las normas es dirigirse rápidamente por el camino apropiado.

Siempre había alguna persona que hacía las cosas a su manera. Le explicabas como debía hacerlas y ella luego desobedecía y las hacía a su modo. Su modo casi siempre no era el más adecuado.

La falta de escucha al maestro es una falta de respeto.

El no hacer las cosas como se les dice es terquedad, desconfianza y falta de disciplina.

Ante un alumno así, uno solo puede decirle gracias por tu tiempo, ha sido un placer conocerte. Tu estancia aquí ya ha terminado, dado que no podemos enseñarte nada ya que todo lo sabes mucho mejor que nosotros.

En este sentido siempre fue más sencillo enseñar a alguien desde cero.

Primero anda el camino y apréndelo. Después podrás salirte del camino cuantas veces quieras y volver a él.

Pero si de primeras te sales del camino seguramente te pierdas para siempre.

Imaginemos un niño pequeño que se le da plena libertad. Solo quiere comer pasta, no se quiere acostar temprano, no le apetece hacer los deberes, muchos días no va al cole, grita e insulta a sus padres, no quiere bañarse,...

Nos damos cuenta rápidamente que la libertad total no beneficia a nadie. Y el futuro de ese niño y de esa familia va a ser desastroso. La infelicidad y la enfermedad pronto llamarán a sus puertas.

Desde la antigüedad se ha fomentado el respeto y la obediencia ciega al maestro. Todas las órdenes religiosas observaban entre otros votos el de obediencia. La persona se anulaba y se ponía a disposición de unas reglas y unos superiores. Esto choca bruscamente en la actualidad, en una actualidad en la que se propugna la libertad total. Todos oímos “yo soy libre de hacer con mi vida lo que quiera” y entonces vienen los excesos e irresponsabilidades.

En comparación con los grandes hombres, nosotros somos ahora los niños pequeños y de nuestra disciplina y obediencia va a depender nuestro correcto crecimiento. Un crecimiento que nos conduce hacia el respeto, el amor, la salud y la felicidad.

Buda fue seducido por el deseo y enseñó que el deseo es la fuente de todos los males que nos acontecen. Que el camino es el desprenderse del deseo.

Jesús en el desierto también fue tentado por el deseo, el poder y las riquezas. Y enseñaba “hágase Tu voluntad y no la mía”. Para hacer la voluntad superior y no la nuestra pequeña y ególatra.

Actualmente a los buscadores de espiritualidad se nos muestra una trampa muy seductora llamada “la ley de la atracción”. Que de forma muy resumida nos dice que “lo que piensas, lo atraes”. Así que nosotros en nuestro cómodo sofá, con tan solo imaginar algo, ya estamos atrayéndolo hacia nuestras vidas. Y que lo que debemos pensar es en tener una mansión, un deportivo, mujeres atractivas,...

No puedo desear ser ingeniero informático y que me venga por arte de magia el título. Solamente invirtiendo mucho tiempo, dinero y esfuerzo durante años podré conseguirlo.

La pereza, la desidia, el dejarse llevar por instintos animales, por prejuicios, deseos infantiles o una espiritualidad a la carta no nos va a hacer avanzar nada.

No esperemos avances en nuestro trabajo interior sin un esfuerzo, una disciplina y una conciencia. Un buen trabajo guiado por unos preceptos, unas enseñanzas y el ejemplo de realmente hombres superiores. Sin lugar a dudas va a darnos grandes resultados.

© Octavio sensei 2013