Cuando nos iniciamos en una actividad totalmente nueva como puede ser la práctica de un deporte, un juego complejo como el ajedrez o el inicio de un trabajo nuevo, por ejemplo. Nos convertimos automáticamente en los más torpes de todos, cometemos todos los errores posibles y con mucha facilidad y asiduidad.
Lejos de tomar una actitud de queja, lamento o culpa; lo importante es tomar nuestro papel de principiantes y mantener los ojos muy abiertos a todo error para aprenderlo rápidamente y no cometerlo de nuevo. Es así como comenzaron todos los maestros. Con toda certeza puedo asegurar que el mejor ajedrecista del mundo quizás sea el que más partidas haya perdido.
No seas duro contigo mismo ni con los demás. Todos estamos aprendiendo a base de fallar una y otra vez.
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